Vivimos rodeados de cientos de cosas que nos resultan tan cotidianas que no logran llamar nuestra atención.
Cuando paseamos por la calle, o por el campo… cuando viajamos, cuando estamos en casa, interaccionamos con cientos de objetos, utilizamos cientos de objetos.
De repente un día nos paramos a analizar nuestro entorno, y es entonces cuando descubrimos las cosas tan maravillosas que nos rodean, es entonces cuando comienza la fascinación.
Los minerales siempre han sido fuente de fascinación y de estudio para el hombre. En ocasiones su belleza, en ocasiones sus propiedades, han sido utilizadas desde las civilizaciones más antiguas.

La utilización de materiales procedentes del reino mineral es una de las características que podemos ver en la diferenciación de comportamientos entre el hombre y los demás animales, y está en el mismo origen del desarrollo de las primeras culturas. Desde la aparición de la escritura quedaron reflejadas en distintas obras muchas de las ideas de las distintas civilizaciones sobre el mundo mineral.

La utilización de minerales, como puede ser el cristal de roca, para fabricar instrumentos usados para la caza está documentado al final del paleolítico superior.

Sabemos que el descubrimiento y uso de los metales ha dado nombre a algunos de los periodos de la historia del hombre, como la edad del bronce y la del hierro. Y también sabemos que ya cuatro mil años antes los babilonios, egipcios y chinos explotaban yacimientos.
A pesar de todo lo anterior, del término mineralogía no se comienza a hablar hasta el siglo XIX, época en  la cual los principales mineralogistas fueron físicos y geólogos y algún biólogo.