«Que JESÚS haga presente su PAZ y su LUZ en el mundo»

 

Narraciones navideñas



Nacimiento realizado con plastilina por Celia A.
2º Premio en el XLIX Certamen Navideño Caja Círculo. Burgos

Buscando a los Reyes Magos

El árbol de Navidad

El camello y los Reyes Magos

El taller de Papá Noel

Jesús sonríe

La Navidad al revés

La puerta del tiempo

La sonrisa del Niño Jesús

Las estrellas de Navidad

Los animales celebran la Navidad

 


Nacimiento realizado con papel por Raquel G.
1er. Premio en el XLIX Certamen Navideño Caja Círculo. Burgos

 

 


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Buscando a los Reyes Magos


Nacho es un pastor alegre, simpático y cariñoso. Tiene doce ovejas y un perro, Tobi.

Tobi siempre le ayuda a proteger las ovejas y Nacho mientras se da un paseo con ellas cantando:

— "Al portal yo iré y un queso le daré".

Y así todo el rato.
Un día vio a lo lejos una estrella y fue donde ella. Se la veía muy triste y le preguntó qué le pasaba.

— Hola, soy Nacho, ¿cómo te llamas?
— Me llamo Dorita y he perdido a los Reyes Magos.
— No te preocupes, yo te ayudaré a buscarles.

Pasó la noche y empezaron a caminar horas y horas; días y días.
De repente gritó la estrella.

—¡Por ahí! ¡Ya les veo, por fin!

Cuando llegaron a su lado, vieron a tres camellos perdidos y tristes. Nacho les preguntó:

— Hola, yo me llamo Nacho, ¿cómo os llamáis?
— Hola, yo soy Charmel, el camello de Melchor.
— Yo soy Pargas, el camello de Gaspar.
— Y yo soy Saltabar, el camello de Baltasar.
—¡Y nos hemos perdido! -exclamaron los tres al mismo tiempo.

Anduvieron y anduvieron, pero nada, no encontraban a nadie.

— No os preocupéis. ¡Ánimo!, y si no cantad conmigo:
—"Al portal yo iré y un queso le daré".

Y así lo hicieron, una y otra vez.


Raquel G. 1º E. P.
4º Premio L Certamen Navideño Caja Círculo. Burgos

De repente, a lo lejos vieron a tres hormiguitas que se movían lentamente y corrieron hacia ellos.
Charmel gritó:

—¡Ahí están! ¡Qué alegría!
— Es verdad -dijo Pargas.
— Sí -dijo Dorita.
—¿Lo veis? En Navidad los deseos se hacen realidad -dijo Nacho.
— Muy bien, muy bien, pero… ¿no se supone que mañana es Navidad? -dijo Melchor.
— Si, es verdad ¡corramos! -gritó Nacho.
— Va a ser imposible -dijo Dorita. Todavía quedan diez kilómetros y no vamos a llegar.
— Pero Dorita, no seas tiquismiquis, acabamos de decir que en Navidad todo se puede hacer realidad -dijo Nacho.

Corrieron y corrieron y…
—¡Llegamos! -gritó Baltasar.
—¡Es verdad! Ahí están María, José y el Niño Jesús. ¡Venga vamos adonde ellos!

Cuando llegaron, Melchor les dio oro; Gaspar incienso y Baltasar mirra.

Nacho, sus ovejas y Tobi, ofrecieron su queso.

—¿Lo veis, como en Navidad todo se puede hacer realidad?

FELIZ NAVIDAD


Ana S. 5º E. P.



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El árbol de Navidad

Érase una vez un árbol que siempre estaba triste. Estaba muy apenado porque no tenía amigos.

Un día un señor le dijo: arbolito, como te veo tan solito de dejo esta guirnalda para ponerte más elegante. Y el árbol sonrió.

Después pasaron unos niños con una bolsa llena de adornos de Navidad, que habían hecho en el colegio. Al verlo tan desnudo decidieron ponerle los adornos. Y el árbol volvió a reír.

Una anciana también pasó cerca y le vio adornado. Le gustó tanto que volvió con su marido y un montón de lucecitas. Al árbol se le iluminó hasta el corazón.

Y una estrella curiosa bajó del cielo a verlo y se quedó enganchada en la punta del árbol.

Celia A. 2º E. P.



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El camello y los Reyes Magos

 

Se acercaba el gran día, la Noche de Reyes. En la guarida de los Reyes Magos todo el mundo andaba de un lado a otro preparándolo todo: los trajes de sus majestades, los regalos, el mapa guía y los camellos. Todo iba bien hasta que... se oyó ¡¡¡achús!!!
Un gran estornudo del camello Gaspar. Llamaron inmediatamente al doctor. Éste envolvió al animal en una larga, larguísima bufanda y le dio un asqueroso jarabe mientras decía:

— Lo siento pero este camello no va a poder salir la Noche de Reyes, tiene una gran estornudosis aguda.

Los Reyes salieron al jardín a hablar de los cuestión que tenían que resolver. Fueron a "Camellópolis" (la ciudad de los camellos) y la encontraron vacía, todos se habían ido de vacaciones, todos menos un torpe camello que aterrizó de golpe en un montón de nieve.
Baltasar le conocía, más de una vez le había regañado por alguna que otra locura que se traía entre manos, o mejor, patas. Era muy testarudo, torpe y muy creído, pero aún así los Reyes le escogieron para llevar los regalos. Le vistieron con una capa para camellos gigantesca y acabaron de organizar el itinerario.

El joven camello no paraba de tropezar, pero aún así seguía creyéndose el mejor de todos. Mientras tanto los Reyes se colaban en las casas y dejaban cuidadosamente los regalos en su sitio y brindaban con el champán que algunos les dejaban.
El pequeño camello mojó completamente su gran capa y se le ocurrió ponerse en una zona de aire para secarla.
De pronto ésta se hinchó y le elevó como un globo por el aire.

Aterrizó en medio de un bosque del pueblo y toda su altanería se transformó en cobardía al ver que una gran tormenta se aproximaba poco a poco.

— Aaaaah!!! - exclamó - ¡Socorro! ¡ayuda! ¡salvadme! ¡por favor!
De pronto oyó un sollozo, eran dos niños. El joven camello se acercó a ellos y los niños al ver que era uno de los servidores de los Reyes Magos le contaron que se habían perdido y necesitaban ayuda. Al camello le temblaban las patas de temor pero aún así subió a los niños a sus jorobas y empezaron a caminar, caminar perdidos, caminar en círculos, caminar desorientados... De repente un ratón enfadado apareció.

— ¡Mira por donde vas! ¡Casi me pisas! Crrrr... Anda pero si es un camello de los Reyes Magos con dos niños perdidos. Pobrecitos, os enseñaré el caminó, exclamó mientras andaba moviendo la cola en círculos.
Llegaron a la aldea y el camello agradeció la ayuda al ratón dándole un trozo de queso que sacó de su bolsa de regalos. Los niños iban dormidos hasta que por fin los Reyes les metiron en la cama. Todos volvieron felices a su casa. Al día siguiente los dos niños abrieron sus regalos y uno de ellos era un gran peluche, el de un camello.

Mientras tanto los Reyes Magos cuchicheaban en una gran sala, ¿qué harían con el pequeño camello novato?

Al día siguiente colocaron una pequeña estatua suya en la puerta de la casa de los Reyes y le nombraron presidente oficial de la sociedad de camellos rescatadores del mundo.
Este honor se le concedieron porque había entregado el mayor regalo de todos, una mañana de seis de enero para los dos niños, en su casa, junto con su familia.
Desde entonces el camello se volvió más responsable, pero seguía siendo el mismo testarudo y torpe de siempre.

Sofía O. 6º E. P.



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El taller de Papá Noel

En el taller de Papá Noel todo iba mal porque los juguetes habían desaparecido. Papá Noel decía:

— ¿Quién me los habrá robado? Seguro que ha sido el Señor Carbón. ¿Para qué los querrá?

El Señor Carbón los quería para echar carbón a los niños en vez de juguetes.

Por eso, este año ha robado los regalos y los ha tirado al río y a cada niño le ha dejado un trocito de carbón.

Papá Noel iba detrás, cogiendo el carbón y dejando un regalo a cada niño, porque había conseguido sacar todos los juguetes del río con la ayuda de sus renos.

Al día siguiente Papá Noel llamó al Señor Carbón y le dijo:

— Fracasaste de nuevo - Señor Carbón.

El Señor Carbón se dio por vencido este año porque no se le ocurría nada más para fastidiar a Papá Noel.

Daniel R. 2º E. P.

Accésit en el XXIX Concurso de Cuentos de Navidad 2008, convocado por Caja Burgos. Categoría B.

 


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Jesús sonríe


Se acerca la Navidad y en la granja Naranja todos los animales están muy alborotados. Quieren saber quién será el encargado de hacer sonreír al Niño Jesús este año.

El gallo Kirico ha enviado una carta a todas las madrigueras, establos, corrales, hormigueros… a las casas de todos los animales convocándolos a una reunión el día 22 de diciembre a las seis de la tarde en la sala multimedia de la granja Naranja para realizar el sorteo entre todos ellos.
¡Por fin llega el día tan esperado!

Caen unos copos de nieve mientras los animales van llegando a la sala y van tomando asiento. El gallo Kirico enciende el ordenador y se ilumina la gran pantalla digital. En primer lugar aparece el ganador del año pasado, el pájaro José Carpintero, entregándole al Niño una preciosa cuna de madera que él mismo había construido y todos los animales se emocionaron al ver la carita de Jesús sonriendo abiertamente.
¡Lo había conseguido!

Después fueron apareciendo en la pantalla, una a una las caras de cada uno de los animales que estaban allí presentes nerviosos por saber quién sería el ganador del sorteo de Navidad.
Y, de repente, la imagen se paró. ¡Era la foto del Patito Feo! Se escucharon aplausos y gritos de alegría.

Mientras iban saliendo de la sala se acercaban al Patito para abrazarle y desearle suerte.

Al fin se quedó solo y comenzó a pensar que con su aspecto lo único que podría conseguir era asustar al Niño. Y se puso muy triste. Por más que pensaba no se le ocurría nada.

Entonces, Mamá Pata, al verle de ese modo, decidió hablar con él:

— Patito mío, le dijo, tú eres muy bueno, siempre estás pensando en los demás, ayudándoles, así que lo único que tienes que hacer es observar muy bien al Niño y pensar qué es lo que puede necesitar.

Feo pensó que era una buena idea y decidió hacer caso a Mamá Pata.

Llegó el día 6 de enero y se dirigió al Portal de Belén a adorar al Niño Jesús acompañado de Hugo el Búho que tenía que grabar todo lo sucedido para que el resto de los animales lo pudieran ver en la sala multimedia de la granja Naranja.
Cuando el Patito Feo le vio que estaba lleno de regalos: oro, incienso, mirra y muchísimas cosas más; Feo pensó: ¿qué puede necesitar el Niño?

Y por fin se dio cuenta: ¡Jesús tiene frío!

Sin pensárselo dos veces voló hacia él y se metió en el pesebre para darle calor. Agarró la manta con el pico y le tapó. Hugo el Búho pudo grabar la amplia sonrisa del Niño Jesús.

¡Una vez más los animales de la granja Naranja le habían hecho sonreír!


Celia T. 5º E. P.

Primer Premio en el XXIX Concurso de Cuentos de Navidad 2008, convocado por Caja Burgos. Categoría D.


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La Navidad al revés



El ordenador del cielo se ha vuelto loco. Un virus le ha atacado y ha programado la Navidad al revés. Este año empieza el 6 de enero y los Reyes Magos no se han enterado. Los pajes les llaman al móvil pero no contestan.

Y llega el Día de Reyes. Al levantarse, los niños no ven regalos, sólo un mensaje del cielo: queridos niños, por culpa de un virus, los Reyes Magos se han despistado, necesitamos vuestra ayuda.

Y en esta Navidad al revés, los niños buscan los regalos en su corazón para que los Reyes se los lleven al Niño Jesús.

Marta T. 2º E. P.



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La puerta del tiempo

Érase una vez una niña muy rica y egoísta, se llamaba Sara.

Mañana empezaban las vacaciones de Navidad.
La familia de Sara ya habían pensado ir en avión de vacaciones. Sara elegía el lugar más caro y famoso. El año anterior fueron a Nueva York, hace dos años París. Pero lo raro era que este año había elegido Belén.

— Buenos días, Sara levántate, nos vamos de viaje -dijo su madre.

Sara y sus padres fueron al aeropuerto y oyeron a través del altavoz:

— ¡Último aviso para los pasajeros del avión con destino Belén!

Sara y sus padres salieron escopetados hacia el avión y cuando se acomodó en su sillón comenzó a ordenar mil recaditos para el viaje.

El avión ya había despegado cuando Sara sintió algo raro en el cuerpo y…¡en su ropa! Sus elegante vestido se había convertido en una tela con harapos y se dio cuenta de que…¡había atravesado una puerta del tiempo!

Al principio el avión seguía igual, pero pasaron tres minutos aproximadamente y cayeron en un suelo húmedo y blando.

—¡Qué asco! ¿Dónde estoy?

En Belén, pero hace unos dos mil ocho años, año en que nació Jesús.
Se iba haciendo de noche, Sara y sus padres anduvieron y anduvieron hasta que su madre divisó una posada. Allí se dirigieron y llamando a la puerta dijo su madre:

—¡Ábranos, queremos alojarnos y pagaremos bien!

Un señor con aspecto más bien no muy simpático les dijo:

—¡Sólo queda una habitación y es la más cara!

Sara notó que al pasar la puerta del tiempo, además de su ropa y su avión, su dinero había desaparecido. Se lo contó a sus padres y se dieron cuenta de que no podían pagar la habitación y su madre trató de explicar al posadero lo que les había sucedido.

— Eso es lo que dicen los pobres, -dijo el posadero, como dos que acaban de irse. Creo que se llamaban María y José.

Y de un portazo cerró.
Sara y sus padres siguieron andando encontrando a María y a José en un establo.
María estaba a punto de tener un hijo.
Sara preguntó a María:

— ¿Nos podemos meter aquí dentro? ¡No molestaremos, os lo prometemos!
— Claro -dijo María.

Pasaron unas horas y mientras María tenía entre los brazos a su bebé diminuto, Jesús, se vio una luz en el cielo.

—¡La estrella de Belén! -dijo Sara.

Comenzaron a venir pastores, niños, niñas y les daban lo poco que tenían; si el pastor poseía dos ovejas, las dos le ofrecían.

Pasado un rato María ofreció a Sara que cogiese a Jesús.

— ¡Cómo no! -respondió Sara. Lo cogió, lo miró a los ojos y le pareció que le guiñaba un ojo. Miró al cielo, cerró los ojos y cuando les abrió estaba de nuevo en el avión de vuelta a España.

— ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado?

— Te has quedado dormida -dijo su padre.

Ese día Sara se dio cuenta de que no tenía que ser tan egoísta, porque siempre va a haber muchas personas que se conforman y dan lo que tienen.


Alejandra V. 5º E. P.


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La sonrisa del Niño Jesús

 

En un lejano bosque vivía la hormiga Regina con toda su familia. Se acercaba la Navidad y Regina quería ir a ver al Niño Jesús al portal de Belén y llevarle un regalo.

Sus padres y amigos la decían que Belén estaba muy lejos y que al paso de hormiga no llegarían nunca.
Pero Regina tenía tantas ganas de ver al Niño Jesús que le pidió a su amigo el saltamontes que la llevara a cuestas, porque con sus saltos llegarían pronto a Belén.

Regina cogió su regalo para el Niño y se montó en el saltamontes, al principio iban muy rápido, pero después de un rato, el saltamontes estaba muy cansado y pararon a descansar.

Entonces vieron pasar a un buey que iba por el mismo camino que ellos y decidieron montarse encima de él, pero al saltar para montarse a Regina se le cayó el regalo que llevaba y se puso muy triste. Pasaron muchas horas encima del buey y al final Regina se quedó dormida. Cuando despertó, se llevó la sorpresa más grande de su vida, estaba viendo al Niño Jesús porque el buey se había tumbado justo a su lado.

No tenía regalo que darle al Niño pero saltó hasta su pie y le hizo cosquillas en los deditos.

Entonces la hormiga recibió su mejor regalo de Navidad: la sonrisa del Niño Jesús.

Lucia A. 2º E. P.



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Las estrellas de Navidad

Érase una vez un pueblecito en que vivía una niña que se llamaba Verónica.
A Verónica le gustaba mucho la Navidad.
Un día, le trajeron un perrito y le llamó Pupi.

Pupi era muy listo. Por la noche, cuando habían terminado de cenar, les gustaba mirar juntos el cielo, las estrellas y la luna.

Pupi empezó a ladrar de repente:

— ¡Guau, guau, guau! Mirando hacia una estrella.

Verónica miró y vio que la estrella de Navidad no estaba en el cielo.
Verónica empezó a preocuparse, si no está la estrella:

— ¿Quién guiará a los Reyes Magos?

— Este año los niños no van a recibir sus regalos.

— Tenemos que hacer algo - dijo Verónica a Pupi, que no paraba de ladrar.

Fueron corriendo a contárselo a su abuelo. Su abuelo era muy mañoso y enseguida se le ocurrió una idea:

— ¡Ya sé! Podemos hacer estrellas de Navidad, las haremos de muchos colores y las repartiremos por las casas de todos los niños para que las pongan en los árboles de Navidad. Para así guiar a los Reyes Magos.

Mª Ángeles N. 2º E. P.



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Los animales celebran la Navidad

Una noche en un zoo de una pequeña ciudad, algo cae del cielo y despierta a los animales.

— ¿Qué ha sido eso? Exclaman todos asustados.
— ¡Callad todos! Dice la jirafa.
— Lo que ha caído del cielo es un pobre pajarillo. ¡Dejadle hablar!

Entonces el pajarillo les cuenta que viene de un país muy lejano, que volaba con su familia y se ha perdido y… Está triste porque no voy a volver a verlos.
Todos los animales intentan consolar al pajarito pero no lo consiguen. De repente un pavo real se acerca y le dice:
— No te preocupes, seguro que vuelven a por ti, estamos en Navidad y a veces ocurren milagros.
— ¿Navidad? ¿Qué es eso?, pregunta el pajarito.
— ¡Oh! Exclaman todos sorprendidos. ¿No sabes lo que es la Navidad?
—No, contesta el pajarito.
—Esto no puede ser, gritó el cocodrilo, hay que contarle lo que es la Navidad.
—Sí, sí, sí, exclaman todos.

Entonces, el león, que manda en el zoo, le cuenta la historia de la Navidad. Se celebra en Navidad el Nacimiento del Niño Jesús. Es una época de paz y amor. Las familias se reúnen y son felices.
— ¡Qué bonita es la Navidad! Dice el pajarito que ya está más contento.
— Pero eso no es todo, dice el pavo. También ponemos un árbol lleno de adornos. La pena es que aquí hay árboles pero no tenemos adornos.

En ese momento, las estrellas del cielo bajan y una a una se van colocando en las ramas de un árbol. Una estrella más grande que las demás se coloca en lo alto del árbol y su brillo ilumina todo el lugar. En ese momento, una familia de pájaros aparecen en el cielo.

—¡Mirad! Es mi familia, dice el pajarito.
—¡Bieeen! Gritan los animales contentos.
El papá del pajarito abraza a su hijo y le dice:
— Ha sido la luz de esa estrella la que nos ha traído hasta aquí. Sí, papá, dice el pajarito. ¡Ha sido la luz de la Navidad!

Virginia M. 2º E. P.



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Cuentos de Navidad, 2008

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