Elena apareció en un bosque, un bosque singular, tenía algo que le diferenciaba de otros bosques, quizás las bonitas flores de margaritas, amapolas, violetas, campanillas, lilas y rosas; o tal vez los bonitos fresnos, alcornoques y alisos, a la orilla de un río con peces; o los robles, castaños, hayas y pinos de las montañas en la lejanía; o quizás que un lobo estaba comiendo flores.
Elena se acercó al lobo y le preguntó:
—¿Qué te pasa?
El lobo le contestó:
—¡Pufff! Que no pillo a Caperucita ni por asomo. Es muy lista. Y encima tengo hambre.

De repente se oyó un: ¡gluurp! Elena se asustó, pero comprendió que era la tripa del lobo.

Elena preguntó al lobo:
¿Dónde está Caperucita? Es que creo que tengo que ayudarla a que acabe bien el cuento.


El lobo se marchó corriendo y Elena fue en busca de Caperucita
.

<< Anterior
3
Siguiente >>