Palabras Amigas >> Taller de cuentos

Ésta era la prueba final, todo dependía de Elena. Se vio enfrente de un mapa. Ahí había tres ciudades y un pueblo. Elena se decidió por el pueblo, pues allí todos sus habitantes eran buenos.

En las otras ciudades había brujas, trolls y ogros. En cambio en el pueblo había hadas, duendes y gnomos.

Al tocar el pueblo, Elena se vio en él, olía a flores silvestres y allí todo el mundo se ayudaba. Elena exploró un poco el pueblo, había casas con tejados de paja, graneros, jardines, calles por donde paseaban los caballos y, en una colina, un lujoso palacio donde vivían Floripondia, el hada reina, y Traviesín II, el rey duende.

	Ésta era la prueba final, todo dependía de Elena. Se vio enfrente de un mapa. Ahí había tres ciudades y un pueblo. Elena se decidió por el pueblo, pues allí todos sus habitantes eran buenos. En las otras ciudades había brujas, trolls y ogros. En cambio en el pueblo había hadas, duendes y gnomos. Al tocar el pueblo, Elena se vio en él, olía a flores silvestres y allí todo el mundo se ayudaba. Elena exploró un poco el pueblo, había casas con tejados de paja, graneros, jardines, calles por donde paseaban los caballos y, en una colina, un lujoso palacio donde vivían Floripondia, el hada reina, y Traviesín II, el rey duende.
Elena encontró una flor enorme y se metió en ella cuando ¡encontró las tres puertas, las que tenía que encontrar para regresar a su casa!