Juegos y palabras
Poemas dedicados a los juegos tradicionales


Con el diábolo me lo paso bien,
con la pelota también,
con la cuerda salto y salto,
ya he llegado hasta cien.

La pelota subió al cielo,
en la nube se quedó,
por botarla demasiado
una estrella la cogió.
Y un día, por descuido,
la pobre se deshinchó.
Este cuento no es mentira,
ni es verdad, lo digo yo.
¡Adiós!, me voy al cielo.
¡Quieta, loca¡ ¡Vuelve ya!
Pero yo quiero ver los astros,
nubes, vientos y demás,
jugar con ellos allá arriba
y no bajar nunca, jamás.


¡Bota ya...!
Bota, bota la pelota,
si no botas, yo te digo:
si no saltas..., te riño;
si no quieres ..., te despido.
Te buscas otro trabajo
como artista de circo.
¡Qué tonta es la pelota!
¡No bota! ¡No bota!
¿Es que no te gusta botar?
¡Bota! aunque sea solo una vez,
seguro que te gustará.
Bien, pequeña, bien.
Ahora juguemos juntos,
no, mejor con los demás.

El diábolo es travieso, alegre y juguetón,
cada vez que le das vueltas,
gira y gira el tontorrón.
De la mañana a la noche, no se cansa...
Es campeón!
¡ Venga! ¡Vamos!
¡Todos a jugar!
Diábolo:- Yo seré un aerobático
y vosotros, los demás,
seréis mis ayudantes
para que pueda saltar

Lancé el diábolo tan alto...
que en la rama se colgó.
¿Se colgó?
Sí, se colgó
porque de un pájaro (pío, pío),
el muy bendito, se enamoró.
Un día, después de días,
el pájaro le abandonó
y al verse solo, solito
mi diábolo regresó.

Baila, baila diabolito.
¡Mira! ¡Qué bonito!
Nunca tiene un rato libre.
¡Mira! ¡Qué divertido!
Si lo giro demasiado...
¡Mira! ¡Qué loquillo!
Lo veo ya muy cansado.
¡Mira! ¡Qué tranquilo!

Al salir de clase, con el diábolo,
voy al parque y juego un poco.
Se me cae, vuelvo a empezar.
Si practico más, seré profesional.

 


El aro es redondo
de plástico o de metal,
corre mucho, mucho,
yo te aseguro que...¡nunca!
lo llegarás a alcanzar:
— Él delante, tú detrás.
Yo me canso
y me tengo que parar,
estoy más que seguro
de que... ¡nunca!,¡nunca!
lo llegarás a alcanzar:
—Él delante, tú detrás.

Es redondo, muy redondo
de plástico o de metal.
Rueda y rueda,
vuelve a rodar.
Corre tanto...,
parece que va a flotar
tragando el aire
como una nave espacial.
Yo lo voy pilotando
simplemente con el mango,
una varilla alargada,
tan lista..., ¡ que manda!


Cuando los niños saltaban
la comba se emocionaba,
al ver tantos piececitos
dando saltos igualitos.
De repente uno falló
no veas la que montó:
un rasguño, un empujón,
y de paso un moratón.
De tantos y tantos sollozos
la comba se desmayó,
llegó Carmen al momento
y en la bolsa la guardó.

Trabajo colectivo 4º E. P.

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